Todo empezó para mí
hace unos días. Una curiosa y escueta noticia de carácter científico aparecida
en los periódicos había llamado mi atención. Trataba de unos fenómenos físicos
acaecidos en nuestro planeta durante la era mesozoica
y por extensión a sus periodos. Sucesos desconocidos o al menos no
revelados al común de los humanos hasta fecha. Desde entonces, me encuentro
entregado –inmerso-, ampliando datos y preparando unas charlas-didácticas sobre
el contenido de los mismos. Pero…de esto ampliaré datos mas adelante.
POR FIN, EL FINAL.
Una vez más, y, de
tantas, podríamos perdernos en la noche de los tiempos. Vuelven las proclamas,
como de costumbre agoreras, estremeciéndonos, sobre el oscuro devenir de la
existencia humana en la tierra.
La historia siempre
es la misma, repetida. Solamente se requiere cambiar hábilmente los enunciados
de la arenga. Cabecera grandilocuente, de contenido hueco y de inútil
comprensión. Extravagantes y estrambóticas definiciones de marcado acento
fatalistas.
Sesudos y locuaces
prohombres, vamos, divulgadores de causas diversas; propagandistas universales
de lo errático o verdadero. Brújulas o guías de cuanto malo pueda acontecer al
evolucionado, y a la vez, decadente homo
sapiens. Suelen ser cabeza de cartel: gentes ilustres. Cotizan al alza;
ex-presidentes de gobiernos o políticos purgados o arrinconados en el limbo de
cualquier cámara supranacional. Ex-secretarios de organizaciones de carácter
internacional: ONU, UNESCO, FAO, FMI, etc. También priorizan algún que otro
premio Nóbel; preferentemente, de la
Paz , Economía o Literatura. Filósofos trasnochados, profetas,
ítem. ítem. Foros de lo más diverso, en los cuales suelen deleitarnos con singulares
teorías; agujeros en el ozono, calentamiento del planeta, peligro atómico;
agotamiento de recursos varios; en fin, muy feo todo: las siete plagas bíblicas.
Por el contrario, comités de pacificación, de sabios, de mediación, verificadores,
veedores, deconstructores (muy al uso) de lo imposible. Pondrán gran empeño en
edulcorarnos la vida. Las fuentes de que ilustrarnos son infinitas.
Bajando el
diapasón, a nivel Ibérico; disponemos de una pléyade variopinta y
multidisciplinar. Cátedros eméritos, necesitados de audiencia que alimente su
ego, y de paso la cuenta corriente. Algún que otro trasnochado jurista de cuarto turno. Como no, los santones
eternos y garantes de las buenas letras patrias. En fin, trasuntos de varias
disciplinas y diverso pelaje: la nómina sería cansina. Los escenarios;
cualquier ámbito. Dejémoslos en paz. Veo que estoy cayendo en sus redes,
poniéndome pedante.
Como indico en el
enunciado, esto se acaba, finiquita. Siguiendo con el hilo de la introducción;
como decía, son muchas horas empleadas, quitadas al descanso y al placer.
Espero que con el rendimiento de tanto esfuerzo vea recompensada, y saneada,
mi paupérrima economía y baldía existencia.
La noticia en cuestión, madre de todo esto,
decía más o menos así:
“Científicos de la Universidad …., han llegado
a la conclusión, que, las causas que provocaron el calentamiento y deterioro
progresivo del Planeta (Tierra), fueron originadas por las flatulencias
de los dinosaurios, debido a la importante acumulación de gas metano que como
consecuencia de aquellas derivaban”. Así, claro y sencillo.
A mí, no me dejó
convencido tal información. Comencé a comerme la cabeza, hacer cálculos –elementales
claro está-; queriendo ir más allá.
Sería fácil
imaginar, que, las flatulencias irían acompasadas de estruendos sonoros, que supondrían
extraordinarias tempestades. Si a esto sumamos el tonelaje de materia fecal que
despachaban, podemos hacernos una idea del compost
que se formaba. Fácil, igualmente, colegir los caudalosos y perfumados ríos de
orín que irían a parar al mar; después, ya conocemos el proceso. Nada de asteroides,
invasiones cósmicas, cataclismos y demás teorías. Todo lo contrario, ellos
mismos, asfixiados en su propio hábitat. Extraordinarias, gigantescas y repetidas galernas fétidas, acabaron con su
existencia.
Como decía al
principio, muchas horas de estudio y esfuerzo. Formulaciones físicas de todo
tipo; tablas matemáticas diversas, estadísticas, mareas; consultas a voces
autorizadas. Finalizando, con probaturas a escala con residuos de primera mano.
Conclusión.
Para no cansar con
tecnicismos, diré, que la
Tierra desde todo aquello ha ido orbitando a tumbos, lo que
explica que las témporas y demás no resistan cálculo ni medición alguna. Se les
acabó el chollo.
Titulo escogido para
la charla-conferencia:
“Desde los Dinos……..hasta Chanel nº 5”
TRACA FINAL.
TRACA FINAL.